Douro Valley Trip from Porto by Train

Peso da Régua

Peso da Régua

Fundada en el siglo III a.C., Régua nos recibe a continuación con sus espectaculares viñedos en terrazas.

Fundada en el siglo III a.C., Régua nos recibe a continuación con sus espectaculares viñedos en terrazas. Enclavada a orillas del Duero, esta ciudad es un regalo para la vista. Cada terraza es un testimonio del laborioso esfuerzo de los lugareños, que han moldeado la tierra durante siglos. El resultado de su duro trabajo no es sino poesía líquida: algunos de los mejores vinos del Duero que se saborean en todo el mundo.

Más allá de sus viñedos en terrazas, Régua alberga el Museo del Duero, que recoge la historia y el patrimonio vitivinícola de la región. El histórico Puente de Régua, construido en el siglo XIX, es una maravilla arquitectónica. Las historias locales cuentan a menudo las legendarias "Carreras de Barco Rabelo", en las que los barqueros corrían con sus embarcaciones por el Duero, mostrando sus habilidades.

La fiesta de São Domingos, un festival de verano, celebra el espíritu de la ciudad con música, danza y vino.

Entre las luminarias de Peso da Régua, ninguna brilla más que Antónia Adelaide Ferreira: nacida en Godim, Peso da Régua, en 1811, los lugareños la bautizaron cariñosamente como "Ferreirinha". No se trataba sólo de un término cariñoso, sino de un homenaje a su inquebrantable dedicación a las familias viticultoras que cuidaban sus viñedos. Su andadura en el mundo del vino comenzó en circunstancias trágicas, ya que se hizo cargo del negocio familiar tras enviudar a la tierna edad de 33 años. Pero la adversidad no hizo sino agudizar su determinación.

Antónia fue una visionaria. En una época en que los vinos portugueses se enfrentaban a la competencia de las importaciones españolas, ella defendió los atributos únicos del vino de Oporto. Sin embargo, su legado no se limitó a preservar las tradiciones. Cuando la temida plaga de la filoxera amenazó los viñedos de toda Europa, incluido el suyo, no desesperó. Decidida a salvar sus tierras y el sustento de quienes dependían de ellas, Ferreirinha viajó a Inglaterra. Allí se sumergió en las últimas técnicas de viticultura, aprendió a combatir la plaga y perfeccionó los procesos de producción del vino. Con estos nuevos conocimientos, revitalizó la industria vinícola del valle del Duero, invirtiendo en nuevos viñedos que tomaran el sol y conservando los originales del norte de Portugal.

Sus vinos encontraron fervientes admiradores, especialmente en Inglaterra, que se convirtió en el principal importador de sus oportos. Cuando falleció en 1896, el nombre de Ferreirinha se había convertido en sinónimo de resistencia, innovación y calidad inigualable en la elaboración del vino. No sólo legó una fortuna y numerosos viñedos, sino también un legado perdurable. El valle del Duero debe gran parte de su fama mundial a esta mujer indomable. Hoy, al atravesar Peso da Régua, su espíritu puede sentirse en cada viñedo bañado por el sol y en cada copa de vino de Oporto que narra una historia de triunfo sobre la adversidad.